Ser un Picofino solo se puede ser de una manera. ¿Te gusta lo bueno? ¿Sabes diferenciar la calidad de lo que te metes en la boca? ¿Pruebas y te informas de las exquisiteces que tienes a tu alcance? Podríamos extender el termino Picofino más allá de lo gastronómico, pero realmente, un Picofino de verdad, se gasta su sueldo en un mercado, una plaza de abastos o una vinoteca, y no en otros bienes materiales quizás más perdurables, pero que no satisfacen tanto como aquello que llena la panza.
Hay ciertos alimentos que son tradicionalmente representativos de este vermout especial. El buen marisco de la ría, una pieza de vacuno viejo, o el foie gras, así como la trufa, el caviar, y cualquier cosa que esté esferificada. El buen vino entraría evidentemente en la categoría de «cositas que disfruta enormemente un Picofino», pero claro, es que si te paras a darle una vuelta, el Picofino de casta no es un snob, y aunque haya cosas ricas extremadamente caras en este mundo, un Picofino real solo quiere calidad, independientemente del precio.
En esta entrada del blog venimos a hablaros de Tito, a quien bautizaremos como el rey de los Picofinos, un tipo asturiano, la mar de simpático, que después de dedicarse unos cuantos años a la destilería amateur decidió institucionalizar el estilo de vida de un Picofino y puso en marcha un precioso proyecto con el que te sentirás eternamente identificado si te haces llamar Picofino.
La experiencia de un Vermut Gin Fusion
Volviendo a lo del prestigio rivalizando con lo verdaderamente bueno, tiene gracia que empecemos hablando de uno de los mejunges más denostados en la cultura gourmet. Y repetimos, un Picofino sabe lo que es bueno, no lo que los demás deciden que es bueno. Por eso Tito llega para presentarnos su Vermut Gin Fusion.
El Vermut es una bebida hecha a base del vino malo, el que no servía para embotellar. Vino blanco, macerado con diferentes hierbas y alcoholizado con un chorrito de alcohol neutro. Suena poco selecto ¿verdad? Y sin embargo qué bien baja antes de comer. Bueno, Tito no utilizó un mal vino, claro, pero quería general una experiencia integrada, basada en el germen de su creación; la ginebra, con la que estuvo experimentando durante 8 años sacando ediciones clandestinas con las que daba de beber a sus amigos, en plan Ley Seca.
Entonces en medio de la vorágine creativa, fue cuando se les ocurrió, a él y a su amigo y destilador ourensano, Toño Alonso, aplicar una vieja receta de tasca y de abuelo, que consiste en darle chispa al vermut con una dosis de ginebra. Realmente ellos añaden la Original Gin dentro del proceso de elaboración del Vermut Gin Fusion, utilizándola para encabezar la mezcla en sustitución del alcohol neutro. Una idea que genera matices dignos de ser catados y que nos prepara para lo que está por venir.
La importancia de los aceites esenciales
Cuando Tito se pasó por aquí para enseñarnos sus productos, y los degustamos, también nos dio una clase sobre la correcta preparación de un Vermut, o un Gin-Tonic, así como nos dejó ponernos manos a la obra e investigar los secretos de la coctelería con un taller muy divertido en el que terminamos tomando café de la manera más original.
Las claves que nos dejó ese día ya se han quedado en nuestra memoria para siempre y jamás volveremos a hacer una macedonia en nuestras copas. Porque nos contaba Tito, que lo interesante y verdaderamente valioso de todas esas frutas, sobre todo los cítricos que se le suelen poner a las bebidas espirituosas, está en la piel.
La corteza, que contiene los aceites esenciales; sin ácidos, sin azúcares, sin amargos, solo aroma. Y un consejo, si queréis perpetuar la sensibilidad al olor, restregad el peladillo de la fruta que elijáis contra el borde de la copa o vaso.
Un cóctel con la única crema de ginebra del mundo
El postre de este proyecto en el que la Original Gin es el nexo conector de todas sus razones, se expresa con la genuina y sorprendente Crema de Ginebra con Trufa Negra.
Es difícil de describir, pero digamos que si eres una de esas personas que lees en la carta de un restaurante el nombre de un plato con trufa y ya estás disfrutando antes incluso de degustarlo, podrías haber encontrado al amor de tu vida. O en su defecto, dale un codazo al amor de tu vida y que se pase por nuestra tienda a regalarte esta estupenda crema. Porque está afinada con tal buen gusto… un toque de canela, la humedad de la trufa, y el giro final de sabor a regaliz.
El Picofino Expresso
Hoy os traemos una receta para principiantes en coctelería con la que causaréis impacto y robaréis corazones. Para ello solo necesitaréis una coctelera y un jigger (que es ese recipiente de forma extraña que parecen dos conos unidos por las puntas y que en realidad solo sirve para dosificar). Apuntaremos las medidas para que si alguien no tiene disponibles las herramientas oportunas, pueda versionarlo a su manera. Importante un colador también, y los ingredientes:
- 1/2 parte de Original Gin
- 1 parte de Crema de Ginebra con Trufa Negra
- 1 parte de Cold Brew Coffee (Café macerado en frío) o bien café infusionado y dejado enfriar
- Hielo
- Canela en polvo
Las medidas de los jiggers dependen de su tamaño, y eso implica también a la cantidad de bebida que quieras realizar en función del tipo de copa que vayas a servir, pero lo importante es que sea siempre proporcional y que diferencie la parte y la mitad. Los hay de 60/30ml, 50/25ml o 40/20ml, por ejemplo, porque no son los únicos tamaños.
Elaboración
Hielo a la coctelera, tres o cuatro piezas. Parte de café raseando el jiggger, agárralo entre tus dedos índice y anular para acercarlo a la coctelera y verter desde una posición cómoda con determinación y un solo gesto. Lo mismo con la parte de crema de ginebra, y luego la Original Gin, para la que se debe dar la vuelta al jigger por el lado corto.
Lo divertido; coge la coctelera ya tapada intentando abarcar la mayor superficie posible con tus dos manos, y haciendo fuerza contraria intentando acentuar la sensación de cerrado.
Pretendemos que no se nos vierta todo al agitar, y para que eso no ocurra nos podemos ayudar del dedo meñique en la base, y el pulgar en la parte de arriba de la tapa. Porque la coctelera estará húmeda debido al hielo, y esta es la única manera de asegurarnos que la presión es ejercida con éxito. Finalmente agitamos bien, terminando con un último golpe más intenso, para que el hielo descienda.
Para servirlo nos ayudaremos de un colador. Los hay específicos de coctelería, y también existen cocteleras que tienen integrada esa rejilla. Pero por ahora nos vendrá perfectamente bien un colador normal y corriente, de los pequeñitos, con los que se colaba la leche hervida antes de la llegada del microondas.
Abrimos la coctelera, colocamos el colador en el borde y nos las ingeniamos para hacer que el líquido caiga dentro de la copa. Es más fácil de lo que parece. En el momento de la espuma, intentaremos dar pequeños golpecillos para que baje bien, ya que al estar más sólida nos costará más.
El toque final vendrá de la mano de la canela espolvoreada por encima.
En la receta se quema con un soplete antes de que se precipite en la copa, y el show queda especialmente espectacular, pero no teníamos uno y bueno, lo sentimos, pero está riquísimo así de simplificado.
Deseamos que os haya parecido tan atractivo como a nosotros esta gama de destilados que nos presenta Picofino, y sus muchas posibilidades, virtudes, y curiosidades.